En el número anterior, hablamos de la pendiente como una de las dos cuestiones a la hora de realizar un buen diseño de rampas. La segunda es cómo este plano inclinado se articula con los planos horizontales de comienzo y final de recorrido.
La rampa, considerada como un elemento aislado, hace perder el foco de lo importante que es la circulación de las personas. A lo largo de un recorrido, cada elemento juega un rol de eslabón dentro de una cadena. Concebida desde este lugar, los puntos de transición entre los elementos son claves. Un error reiterado en el diseño del ingreso a edificios o locales, es la apertura de puertas inmediatamente a continuación del plano inclinado, omitiendo el rellano o restringiendo sus dimensiones. Se superponen entonces dos acciones sobre la rampa: subir y abrir. Visualizar la escena de una persona haciendo fuerza para abrir una puerta, sentada en un elemento con ruedas -la silla- sobre un plano inclinado, obligaría a modificar el proyecto.
¿Qué tener en cuenta?
Las maniobras. Cada acción requiere de su propio espacio. Es necesario que en ambos extremos el recorrido sobre el plano inclinado culmine en planos horizontales que brinden el espacio para alojar a una silla de ruedas (mínimo 1.20m de largo por 0.80m de de ancho). Sin embargo, las medidas necesarias en el rellano difieren según la maniobra siguiente en el recorrido: avanzar en línea recta, girar a 90º(doblar), a 180º (retornar), abrir una puerta hacia el sentido de circulación, o en el sentido contrario implican sucesivamente y en el orden mencionado, mayores dimensiones.